La primera vez que oí hablar de que a partir del Nivel II podía enviar Reiki a distancia, no dí crédito a lo que escuchaba y confieso que tuve mis dudas sobre el tema.

Una cosa era trasmitir energía con mis manos y otra muy distinta conseguir que esa energía viajara en el espacio y en el tiempo y llegara a su destino de la misma forma que viaja la luz o un mensaje de móvil… ¿Qué tecnología era esa?

Tras iniciarme en Nivel II seguía sin darle credibilidad al tema, y por ello no me puse a practicarlo inmediatamente. Sí creía en que mis compañeros fueran capaces de hacerlo, cuando eres un joven aprendiz de Reiki sueles pensar que tus compañeros son prodigios canalizadores y tú siempre lo haces peor… así que dejé el envío de Reiki a mis colegas y yo seguí poniendo manos donde se terciaba.

Hasta que me pidieron ayuda.

La primera fue una amiga cuya gata estaba muy enferma y la distancia me impedía darle Reiki de manera presencial. La ví tan desesperada que no tuve más remedio que poner en práctica lo aprendido y para mi sorpresa aquello funcionó de la noche al día: ¡En menos de 24 horas la gata había expulsado tres piedras de los uréteres y comenzaba a comer y bener tras un mes alimentándose de suero!

Y por supuesto que lo que a mí me sucedió terminó de animarme a continuar con ello: en mis manos se había formado una gigantesca esfera de energía que no hacía más que crecer y crecer alimentándose del amor y la intención que le estaba poniendo al envío.

¡Qué tonta! Si ya habia comprobado que presencialmente las sesiones de Reiki se volvían potentísimas cuando ponía todo mi amor en ellas: aquí estaba sucediendo lo mismo.

La segunda oportunidad de enviar Reiki a distancia fue más reveladora todavía: un familiar lejano se encontraba en coma y muy cerca de un desenlace fatal. Aunque nadie me lo pidió decidí enviarle Reiki, conmovida por el hecho de que ninguno de sus familiares cercanos había podido despedirse de él. A las 00.00 hrs comencé el envío y esa misma madrugada despertó del coma. Fueron quince días más lo que vivió de manera consciente y rodeado de los suyos.

A partir de entonces no he cesado de enviar Reiki a distancia siempre que me lo han solicitado. ¿Cómo no compartir semejante herramienta?

Por ello además animo a todos los practicantes de Reiki de nivel II a enviar Reiki a todo aquello que lo necesite: a personas enfermas, a situaciones pasadas, presentes y futuras, al Planeta Tierra… porque tienen en sus manos una fuente de amor y salud que sobrepasa el espacio y el tiempo… ¡Y funciona!

Con mi propia evolución fui entendiendo perfectamente el funcionamiento del envío de Reiki a distancia y hoy lo siento como algo natural: si soy capaz de sentir cómo fluyo aquí y ahora, cómo el pasado y el futuro están concentrados en lo que soy, en mi parte sagrada; si siento ésto igual que siento que formo parte del Universo, cómo no voy a poder enviar Reiki a todas partes, si el espacio y el tiempo estan aqui… fluyendo conmigo…

Muchas gracias por leerme… La parte sagrada que hay en mí, saluda a la parte sagrada que hay en tí…